Marta Tchai: “Me costó ver el canto como algo a lo que me podía dedicar”

Marta Tchai: “Me costó ver el canto como algo a lo que me podía dedicar”

Marta Tchai está viviendo un inicio de año muy movido, con el reciente lanzamiento de su disco “El Eclipse” y las ganas de volver a subirse a los escenarios, espera que el 2022 la música vuelva a sonar sin restricciones y las emociones del directo nos envuelvan a todos. Para conocer mejor como afronta este nuevo año, los planes, la gira, su forma de entender la música, hemos charlado con ella, para que nos cuente todos los pormenores de lo que está por llegar para ella.

 

Posteaste recientemente que hiciste ballet, ¿durante cuántos años?

Me dedique a bailar hasta los 23. Yo estuve en el ballet de Victoria aquí en Madrid y luego en el ballet de Turín en Italia. Me gustaba mucho la verdad, pero estuvo bien dejarlo también, porque me dolía mucho el cuerpo. Pase a mejor vida. Me gustaba un montón, pero estaba muy cansada.

¿Cómo pasaste de bailar, es decir, de expresarte a través de tu cuerpo a hacerlo con tu voz? ¿Era algo que ya estaba en ti?

Era algo que estaba desde pequeña, pero mis padres eran muy conservadores, entonces todo lo que fuese artístico no lo llevaban bien. Mi madre me llevó al ballet para que estuviese delgada, para que tuviese formas elegantes, pero no para que fuese bailarina. Para ella fue un drama tremendo que quisiese ser bailarina, porque ella lo quería para que fuese una mujer más elegante, más delicada, pero no para que me dedicara a bailar.

Con respecto a cantar, yo desde pequeña cantaba, pero en mi casa siempre decían: “niña, no cantes”, “en la mesa no se canta”, “en la calle no se canta”. Mi madre era una mujer maravillosa en un montón de cosas, pero el arte le asustaba mucho. No era una madre que dijese; “ay mira como canta mi niña”, todo lo contrario. Entonces, yo asimilé que cantar no era algo que a ella le gustase, con lo cual era mejor no cantar.

Luego, ya de mayor, con una guitarra, por mi cuenta y muy poquito a poco me permití cantar, lo cual es algo que da muchísimo pudor a la mayoría de la gente, sobre todo en Europa. En cambio, en Latinoamérica -por ejemplo, en México, que tuve la oportunidad de conocerlo- ahí todo el mundo canta. Creo que eso es algo que tenemos que aprender de los latinoamericanos, nosotros procesamos demasiado o pensamos mucho todo, por eso Europa es un continente viejo, no somos tan espontáneos.

Me costó ver el canto como algo a lo que me podía dedicar.

En tu casa no se trataba mucho el arte, pero ¿había algo con que expresarse? Por ejemplo, bordar, tejer, eso también es crear.

No. Mi madre era una mujer que no apoyaba el arte, pero, aunque no lo declaraba, era muy feminista. No lo nombraba porque era muy conservadora, pero era muy feminista. Era así que quería que fuésemos mi hermana y yo, mi hermano también pero ya lo era. Mi hermana tiene mucha fuerza. Quería que fuésemos muy cañeras en ser independientes, y que estudiáramos.

¿Cantar fue algo que ya hacías de pequeña, pero que desarrollaste de grande, cuando pudiste tomar decisiones por ti misma?

Exactamente. Igual me costó porque yo había sido bailarina y cantar era algo nuevo. Aparte de que me costó mucho encontrar mi voz y educarla, me tomó años. No educarla, encontrarla básicamente, porque nos enseñan -muchas veces- a cantar como cantan otros, pero los artistas que más me gustan, que me resultan más interesantes y que más escucho no son los que cantan mejor sino los que tienen su voz, que los oyes y es el alma.

Lo increíble de los seres humanos es que somos todos diferentes y la cantidad de seres humanos que hay en el mundo y todos tenemos caras diferentes y tenemos voces diferentes. Tú escuchas a alguien y dices este es. A mí lo que más me interesaba era eso, encontrar cantando una voz que fuese solo mía. Aún sigo buscando ser cada vez más yo.

¿Dejando el ballet empezaste a cantar o ya habías empezado a hacerlo?

Ya lo hacía en fiestas o cuando me reunía con amigos, pero yo siempre decía: “me hubiera encantado ser cantante”. Tenía 24 años cuando dejé de bailar, ya a esa edad y con todo lo que yo había trabajado para bailar era muy loco decir ahora me voy a dedicar a cantar. Entonces dejé de bailar, me puse, aquí en Madrid, a dar clases de ballet mientras me di ese par de años. Me di un margen de tiempo para pensar si quería seguir bailando en compañías como bailarina profesional, que no me terminaba de gustar. Es decir, me gustaba muchísimo, pero es un sacrificio enorme. Me metí en una escuela de interpretación en Coraza y empecé a tomar clases de guitarra. Así, me empezaron a nacer canciones originales.

Empecé a escuchar a artistas como Bob Dylan, por ejemplo, que tiene una manera muy particular de cantar, que frasea. Inicié por ahí, por la palabra, porque sí que tenía cosas que decir. Sentía que todavía no me atrevía a cantar, pero dije; “ya cantaré”.

Mis primeras canciones eran todas muy fraseadas. Apenas y sabía tocar por eso usaba como fraseos. Mi primera canción era medio hiphopera. Poco a poco fui encontrando mi ritmo. Antes que nada, está el ritmo. El corazón de un bebé es ritmo.

Poco a poco empecé a dar conciertos. Agarré la guitarra y enseguida supe que a eso me iba a dedicar, pero no me atrevía a confesárselo a nadie porque era algo tabú y muy loco también, porque yo era bailarina, había trabajado muchísimos años para llegar a un nivel y poder firmar un contrato como bailarina y de repente dejarlo. Mi padre no lo entendía, mis amigos más cercanos no me animaban.

Me costó muchísimo. Fue algo muy íntimo, conmigo misma. Lo vi y dije me voy a dedicar a esto.

Igual pasó con la interpretación, como actriz. Era algo que yo no era. Yo era bailarina, se me veía incluso en el cuerpo, en la manera como camino. Era muy loco dejarlo, pero yo supe enseguida que no era mi camino.

Estás acostumbrada a estar bajo luces, en el escenario ¿o sientes que es algo que aún aprendes?

Eso es lo que me une con la danza. Lo pude recoger en mi cesto de cosas logradas, porque de alguna manera, sin saber cantar -cuando empecé- ni tocar un instrumento, fui aprendiendo sobre el escenario. Siempre he sido muy alocada, bueno muy alocada no, he tenido mucha pasión por las cosas. Yo echaba de menos el escenario y enseguida me subí, sin saber cantar sin saber tocar. Me criticaron muchísimo por eso, pero me subí y sentía como la gente me miraba.

Yo tengo mucho amor por el escenario, desde pequeña me he subido como bailarina, y estar en el escenario lo llevo en el cuerpo. Esta cosa de subirte y de buscar el foco, el cuerpo va solo y se coloca debajo del foco y si ya de alguna manera tienes algo de bailarina, te subes al escenario y tú proyectas esta cosa de: me he subido para que me miréis.

Eso notaba, que provocaba eso. Luego, ya que les gustase o no, pero yo me subía a un escenario y la gente se callaba y me miraba. Esa presencia escénica me la dio el ballet. Es un cuerpo educado, trabajado para estar en un escenario. Ya no hacía piruetas ni pegaba saltos, pero da igual, es algo que se te queda y que yo agradezco mucho al ballet. Me sigue gustando bailar, lo que pasa es que lo hago sin cobrar.

¿Cómo es tu proceso de creación musical?

Yo empecé tocando en Libertad 8, aquí en Madrid, que es un sitio de cantautores, muy mítico. Allí tocaba una vez al mes y estrenaba canciones a guitarra y voz. La verdad es que me dieron el espacio muy pronto, porque yo aún tenía mucho que aprender. Mi proceso básicamente sigue siendo igual, pero ahora estoy componiendo más con el piano. Las canciones nuevas las he escrito con el piano, pero es básicamente igual que con la guitarra. Quiero decir o me nace a la par todo, melodía y letra, o de pronto me nace una melodía y yo siempre ando escribiendo cosas en mis libretas, pensamientos o pequeñas historias, de pronto las acoplo. Esto es lo menos habitual, es lo más raro. Lo normal es que nazcan a la par.

Has dicho que a veces llega la melodía y la acoplas con algo que tengas anotado en tu libreta, ¿has tenido que desechar muchas de ellas o logras acoplarlas todas sin problema?

He desechado muchísimas canciones a las que les he dedicado semanas, yo creo que eso es parte del proceso. Me gustó una vez una entrevista que leí de Leonard Cohen, él decía eso, que había que tener el valor de tener siempre la papelera al lado para tirar canciones.

Creo que el ejercicio de escribir canciones está ahí, pero no todas las que te llegan, aunque trabajes en ellas son para compartir. Yo tengo a mi hermana y a una de mis mejores amigas, Samanta, que les agradeceré siempre en los discos, porque son mis orejas amigas. Siempre les paso las canciones grabadas con el móvil cuando ya me he metido demasiadas horas con ellas y les pregunto: “os llega, os gusta”. Ellas son muy sinceras, muchas veces me da mucha pena o me da mucha rabia, porque llevo 10 días trabajando en la canción y ellas me dicen: “no me toca, no me ha emocionado, no me dice nada” o me dicen “bueno… tienes algunas mejores”. Entonces le das a borrar, a la papelera y sigues. No todas son buenas.

De todas las canciones que has escrito, ¿cuál es tu favorita?

No tengo una sola favorita. Tengo algunas favoritas y otras que me han dejado de gustar.

¿Te han dejado de gustar?

Sí, algunas que ya no toco.

¿Las quitas del repertorio?

Las quito, sí. Es que a lo tonto son un montón de discos, llevo 7 discos. Es decir, llevo 6 discos y 4 EP, multiplicas y son 75 canciones. Los conciertos son de 14 canciones máximo. Me da pena no cantar otras, sin embargo, siempre estoy como en la canción nueva, en la que está por venir.

Decías que quitabas canciones, ¿te dejaban de gustar? ¿por ejemplo?

Es natural. Ahora que vamos a tocar en marzo, sobre todo tocas las canciones del disco, entonces hay canciones que no es que te hayan dejado de gustar es que vienen las nuevas. Casi siempre en conciertos más grandes es así. La gente también te pide, dicen “¿tocarás esta?”.

Hay alguna canción, por ejemplo, “Mi pie izquierdo”, del segundo disco (2012), esa me la siguen pidiendo mucho; o “Costilla o pulmón”, que es del tercer disco (2013), también me la siguen pidiendo. Esas casi siempre las tocamos. También me gusta recuperar canciones que hace un montón que no toco y otras que no he vuelto a tocar desde que salió el disco. Es así, les pasa a todos los artistas.

Con esta frase “son tantas las palabras que se ahogan en el pecho, se aposentan como escamas en la piel”, ¿te referías a algo en específico, querías decir algo o solo nació con los acordes?

Básicamente lo que quiero decir con esa canción son todas las cosas que no se dicen. Justo hablo de la muerte de un amigo y de esas cosas que cuando alguien se va, se quedan por decir. Incluso cuando tienes tiempo de decirlas son cosas que entiendes después, una vez que se ha ido la persona. Como dice literal la frase: “que se aposentan en la piel”, esas palabras, al menos el hecho de que tú seas consciente de que se quedaron por decir y se las dices de alguna manera espiritual, pues se quedan contigo, que es lo importante, al fin y al cabo. Hubiese sido mejor compartirlo, pero al menos se quedan en algún lugar de ti.

Por eso es “Como los peces”, porque como me gustan las pescaderías y es como que se aposentan en la piel y brillan, por el simple hecho de saber que se quedaron por decir y que están en ti. A menos que tengas contacto con esa persona, esa reflexión respecto a vuestra relación. Aunque no lo hayas dicho, pero que se quedan en ti.

Con mi madre, que se fue, yo entendí muchas cosas que me hubiese gustado haberle dicho, pero las entendí una vez que ella ya se había ido. Y tuve tiempo, porque su enfermedad fue larga como para hablar con ella, pero no. Entiendes cuándo se han ido, porque hay algo en la ausencia que te pone mucho más presente, valga la contradicción, a la persona.

La canción “Como los peces” va de eso. Va de que de alguna manera esas palabras brillen en mí, como una presencia de las personas que has amado, que están dentro de ti.

¿Cómo nació el Eclipse? ¿De dónde viene la idea del título de este disco?

Es un disco que iba a ser llamado “Berlín Texas”, porque lo iba a sacar con mi grupo. Ante la disolución del grupo, pues me quede un poco varada, no sabía cómo tirar y cómo seguir.

La portada ya estaba. La hizo Ney Valente, que es un diseñador radicado en Nueva York, que conocí cuando viví ahí. Él se ofreció a hacerla e hizo el resto de los singles, menos los primeros que los hizo Rosi Calvajea, el de “Falta de tacto” y “Puerto Escondido”. El resto de los singles del grupo los hizo Ney Valente. Él trabaja de una forma muy meticulosa, es muy preciso en su trabajo. Le pone mucho amor y me hizo una tira de mails, porque quería saberlo todo del disco, de las canciones, las letras. De hecho, él no entiende castellano, me pidió traducirlas al inglés para entender el concepto de las canciones del disco.

Todo giraba en torno a esta idea de cuando alguien pierde la cabeza, que de alguna forma es como eclipsarse por alguien. Esa es, en cierta medida, la idea de “Pan de oro”, que es el eje central del disco. Esta idea de adoración al otro y pérdida de la identidad de uno mismo, es el eje fundamental del disco. De ahí la portada. El perfil de una mujer cuya cabeza eclipsa.

Es un poco obvio llamarlo “El Eclipse”, pero también lo uní al hecho de la disolución del grupo. ¿Por qué? Pues porque para mí fue un shock. Ahora me llevo muy bien con ellos, de hecho, van a seguir tocando conmigo. Sin embargo, para mí el hecho de que Héctor quisiese dejarlo, y después Marcus y Mario -que no pensaron en un principio dejarlo, pero se sintieron con poca energía para seguir- para mí fue un shock y me quedé bastante eclipsada. Totalmente, porque estaba a un ritmo con ellos y había puesto mucho en el grupo y de pronto no sabía realmente por dónde tirar, qué hacer con el disco, cómo seguir. De ahí el hecho de que le llamase “El Eclipse”, que así a simple vista parece un poco repetitivo, pero tienes esa lectura que fue a posterior y de la portada.

¿Le has escrito alguna canción a tu papá o a tu mamá dentro de los discos que has publicado?

A mi mamá sí, “Calle Durango”, pero a mi padre no. Él está muy presente en mis canciones, sí que hay alusiones, pero no le he escrito, no. Se moriría porque siempre me dice que escribo muy melancólica.

Lo que mi padre me transmite es pura vida. No, nunca le he escrito ninguna canción, pero, por ejemplo, “Me gustas tú” -que fue un single de mi quinto disco, que es una canción súper vitalista- la escribí un poco influenciada por él. Estaba en casa de mi abuela, me mudé y me quedé unas semanas y coincidí con él, estaba escribiendo esta canción y él me escuchó y dijo: “déjate ya de canciones tristes, que ya estoy harto de tus canciones tristes, que tienes que escribir canciones alegres como los Beatles”. Pues yo estaba con esta canción que la letra no es muy viva la fiesta, pero de pronto el estribillo “Me gustas tú…”, es pura vida. Pues estuvo un poco influenciado por ese comentario que me hizo mi padre, porque yo saco la canción, ya iba por otro estribillo de córtate las venas si puedes y entonces de repente cambié y me encantó.

Cuando se la canté -que además me dijo no me la cantes con guitarra, si es buena cántamela tal cual, o sea, a capela- la canté a capela y me dijo: “bueno, esa está muy bien”.

Mi padre siempre está pendiente de la música que hago, pero nunca me ha provocado sentimientos como para escribir una canción, probablemente, el día que no esté le escribiré una.

¿Ha asistido tu padre a alguno de tus conciertos?

Ha ido a bastantes. Es muy crítico mi padre. Cantaba flamenco entonces es muy crítico. Tiene muy buen oído y él sabe enseguida cuándo estoy metida en las canciones. Sabe cuándo engancha con la gente, cuando no; cuando es un buen concierto, cuando no. Y siempre me da mucho respeto cuando viene, porque sé que después me va a decir la verdad, así tal cual. A veces me ha llegado a decir: “bueno los has tenido mejores, pero bueno estabas muy guapa”. Lo dice como para decirte algo positivo.

 Pero el último concierto le encantó, estaba muy contento y me lo repitió varias veces –fue el de la presentación del disco en la Movidick- le gustó mucho y estaba feliz. Me da mucha alegría compartir esto con él y aparte me viene de él todo esto.

¿Qué artistas te gustan?

Los primeros que me vienen a la mente, especialmente por su fuerza, son Patty Smith, Bob Dylan. Ellos tienen canciones que no te hacen llorar, sino que te transmiten fuerza. Leonard Cohen, él sí que transmite más melancolía, Lou Reed; tengo muchos discos de ellos. Tom Waits… son artistas a los que he vuelto siempre.

También estoy muy al día, así de nuestra generación de Artic Monkeys, que me gusta muchísimo; Nacho Vegas, de aquí de España; y muchas cosas nuevas que también me gustan… La música clásica también me encanta y luego cosas también neoclásicas le doy mucha cabida, de mi época de bailarina me gusta un montón… cosas así más neoclásicas.

A mí me gustan artistas que me transmitan fuerza… no soy tanto de canciones que me hagan llorar ni pretendo yo serlo. Lo que me gustaría es eso, emocionar a la gente, pero a la vez transmitirles emociones no positivas sino simplemente entretener. Yo creo que entretenimiento es una palabra que tiene su poder enorme en la vida. Es un súper verbo entretener.

¿Prefieres música en vivo o de estudio?

Siempre he sido de álbum de estudio, la verdad, para escuchar en casa, pero como con la pandemia empecé a ir a muchos menos conciertos, estos últimos dos años he escuchado muchos discos en directo, un montón. Son más imperfectos, pero sí he escuchado más.

Escuchas los directos ¿por la necesidad de ir a un concierto y sentir que habías salido de casa?

No lo sé, tampoco lo he analizado tanto, pero sí que es algo que se ha dado.

¿Te gusta leer? ¿Tienes algún autor favorito?

Me gusta leer y sí tengo algunos autores favoritos, aunque leo muchos menos de lo que me gustaría. Murakami me gusta mucho, me gusta Truman Capote – miro hacia mi librería para acordarme-. Tengo unas cuantas biografías también, de Lou Reed, Bob Dylan, crónicas de Bob Dylan, así muy básicos los que te acabo de decir: Murakami, Raymond Carver…

¿Cuál es tu libro favorito?

No tengo libros favoritos. Tengo autores favoritos, pero no, no tengo libro favorito.

¿Cuál es tu película favorita?

Tampoco tengo. Hay pelis que me gustan mucho, pero no, no tengo pelis favoritas.

¿Eres más de comedia, romance, acción…?

De pelis buenas. No me gustan las de terror, los thrillers sí. De hecho, vi una española que me gustó un montón hace poco, La hija. Es un thriller y me encantó. No me suelo limitar en ese sentido. No tengo favorita. Las de terror en general no me gustan, pero El resplandor de Kubrick me flipa.

¿Café o té?

Café

¿Por la mañana o durante todo el día?

Durante todo el día, lo que pasa es que por la tarde si tomo café lo tomo descafeinado, mata un poquito el sabor, pero toca así porque si no me cuesta dormir.

¿Con o sin merienda?

Meriendo. Lo que mejor me sienta es no comer un montón a la hora de comer o a la hora de cenar sino tomarme algo a media mañana, tomarme algo a media tarde. Me sienta mejor porque me mantiene activa si no, si como un montón a la hora de comer, me entra un sueño. Me mantiene más activa el hecho de ir alimentándome así.

¿Tienes algún propósito o meta anotado para este año que quieras sí o sí cumplir?

Sí que tengo propósito. El año pasado trabajaba cada semana una virtud y la apuntaba en la agenda. Este año no lo he hecho, debería volver. Mi propósito este año, que ya lo he mejorado el año pasado, es enfadarme menos, porque soy muy susceptible. Me duelen las cosas que a la mayoría de la gente no le duelen. Eso es un rollo, porque te pesa más la vida; de repente cualquier tontería, cualquier cosa me duele.

Ser muchísimo más zen y que no pasa nada, que no me duelan tanto las cosas. Yo creo que para eso hay que tener una burbujita interna, donde esté más protegida yo, conmigo misma. Enfadarme menos. Ese es uno de mis propósitos.

¿Te han cancelado conciertos o postergado por esta situación (pandemia/Covid)?

Me han cancelado conciertos y también los he tenido que cancelar yo por contacto con positivos, sí. Pero eso ocurrió con mayor frecuencia en el 2020, en el 2021 ha ido mejor, es decir, he tocado más durante 2021. En el 2020 realmente fue la presentación del grupo Berlín-Texas en febrero y a partir de ahí no volvimos a tocar hasta… ya ni me acuerdo, pero 2020 apenas tocamos.

¿Durante el 2022 te han reajustado calendarios?

No, he tenido que reajustar yo el de Madrid, el del Fotomatón porque el guitarrista dio positivo. Justo teníamos el concierto el 21 de enero y lo hemos tenido que cambiar al 4 de marzo. Por lo demás en el 2022 vamos bien.

¿Ya tienes los cupos para los festivales?

Quiero que me salgan muchísimos más, me ha salido uno que tiene pintón en Sara de los Atunes con La Bien Querida, Soledad Morente, Niños mutantes. En fin, un cartel muy interesante, pero no me ha salido ninguno más. Toco madera. Espero que salgan más.

¿Alguna última cosa que quieras decir, algún consejo?

Lo primero que quiero decirte es que te agradezco muchísimo todo tu apoyo y el de Fangazing, porque lo hacéis súper bonito. Además, con un gusto exquisito y con mucho cuidado, mucho amor. Y eso lo valoro porque es un grandísimo apoyo.

Consejos… consejos vendo y para mí no tengo. El mismo consejo que me doy a mí misma. En este momento en el que estamos todo es un poco estresante -a mí la mascarilla me estresa: que salgo de casa, no me la he puesto, donde la tengo. El consejo que yo me doy es no enfadarme con eso, porque yo me enfado y digo: ¡que mierda! Eso no ayuda porque no lo vas a poder cambiar, la mascarilla hay que ponérsela. Llevar toda esta etapa que nos ha tocado vivir lo mejor que podamos sin enfadarnos demasiado con el asunto.

 

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